miércoles, 19 de septiembre de 2007

El diablo

Giovanni Papini (El Diávolo, Florencia, 1958) ha pasado revista a todas las teorías y a todas las hipótesis sobre el Diablo. Me llama la atención que omita (o ignore) el librito de Ecumenio de Tracia (317?-circa 390) titulado De natura Diaboli.
Se trata, no obstante, de un estudio de demonología. cuya concisión no obsta a su originalidad y a su riqueza de conceptos. Ecumenio atribuye sus ideas a un tal Sidonio de Egipto, de la secta de los esenios. Pero como en toda la literatura de los siglos I-V nadie, sino él, cita a ese Sidonio, ni este nombre aparece en ninguno de los autores rabínicos y cristianos que se ocuparon de los esenios, es casi seguro que el verdadero padre de la teoría sea el propio Ecumenio, quien echó a mano a un recurso muy en boga en su época, cuando la amenaza del anatema por herejías ya empezaba a amordazar la libertad del pensamiento cristiano.
Resumiré en pocas palabras el tratado de Ecumenio:
De distintos pasajes de la Biblia (Libro de Job, 1, 6-7; Zacarías, 3, l; I Reyes, 22, 19 y ss.; I Paralipómenos, 21, se deduce que las funciones de Satán eran las de espiar a los hombres y luego informar a Dios, acusarlos delante de Dios a la manera de un fiscal e inducirles a una determinada conducta.
Según Sidonio (es decir, según Ecumenio), cuando Dios decidió que uno de sus hijos (= ángeles) se encarnase en carne de hombre, se hiciera hombre y, después de enseñar la Ley en su prístino esplendor, oscurecido y marcado por las interpretaciones capciosas y acomodaticias, sufriese pasión y muerte y redimiera al género humano de sus Pecados, eligió, naturalmente, a Satán.
Así Satán fue el primer Mesías, el primer Cristo. Pero Satán, en cuanto se transformó en hombre, se alió a los hombres e hizo causa común con ellos.
En esto consiste la rebelión de Satán: en haberse puesto del lado de los hombres y no del lado de Dios.
Que lo haya hecho por maldad, por piedad, por amor a los hombres o por odio hacia Dios es lo que Ecumenio analiza con un detallismo casuístico digno de santo Tomás de Aquino o del padre Suárez.
Esa parte de su tratado no me interesa: me interesa y me fascina únicamente la hipótesis, de una increíble audacia, de que Satán, antiguo fiscal y espía de los hombres, apenas se hizo hombre se plegó a los designios de los hombres y desobedeció los planes divinos, obligando a Dios, en la segunda elección del Mesías, a elegirse a sí mismo en la persona del hijo, para no correr el riesgo de una nueva desobediencia que, luego de la de Adán y de la de Lucifer, le parecería inevitable.
Marco Denevi (Escritor argentino, 1922-1998)

2 comentarios:

__m__ dijo...

tocas un tema delicado.

cuando el miedo se hace presa de la gente en general, se tiene tendencia a inventar cosas...pero cuando realmente se cree en algo, se convierte en tema tabu, por el panico generalizado..ahora hablar de demonio o bicho semejante no tiene nada de extraño.

Antes tan solo pronunciar una palabra parecida, podias ir de cabeza a la hoguera, quemado vivo por crear panico....


me alegro de vivir aqui y ahora.

Muakitos!!

Sombra dijo...

Una entrada interesante amigo Zero. Siempre me ha parecido que el Dios del amor que tanto predica la iglesia actual es en realidad (o lo era en sus orígenes) un Dios fundado en el temor, alguien que gratificaba a los que le beneraban y castigaba a los que le presentaban cara. El primer Dios permitía los sacrificios (se habla de ellos en el caso de Caín y Abel), es más, pedía actos tan inhumanos como que un padre (Abraham) matase a su hijo Ismael solo para demostrar que estaba por delante la fe, incluso de una vida humana.

Por este motivo nunca me ha estrañado que Satán no fuera el supuesto 'diablo' que siempre nos pretenden mostrar.

Siento la charla, pero es algo que he estudiado mucho para mis guiones jejeje. ;)