viernes, 17 de agosto de 2007

La confesión

En la primavera de 1232, cerca de Aviñón, el caballero Gontran D'Orville mató por la espalda al odiado conde Geoffroy, señor del lugar. Inmediatamente confesó que había vengado una ofensa, pues su mujer lo engañaba con el Conde.
Lo sentenciaron a morir decapitado, y diez minutos antes de la ejecución le permitieron recibir a su mujer, en la celda.
-¿Por qué mentiste? -preguntó Giselle D'Orville-. ¿Por qué me llenas de vergüenza?
-Porque soy débil -repuso-. De este modo simplemente me cortarán la cabeza. Si hubiera confesado que lo maté porque era un tirano, primero me torturarían.

Manuel Peyrou (1902-1974)

3 comentarios:

__m__ dijo...

Es extraño el metodo de castigo de epocas antiguas.
No alcanzo entender como juzgan de esa manera por tal cosa, y como de otra por otro tipo de justificacion....

me alegro de vivir en el siglo XXI

Zer0 dijo...

Resta decir que es un excelente relato breve de un poco conocido escritor argentino, que cultivó el género fantástico y el policial. y además era un dilecto amigo de Borges.

Azhaag dijo...

Acabo con un tirano... no hay debilidad en su accion...

Un saludo.

Azhaag