viernes, 12 de febrero de 2010

Crónica de mis días con el Ulises

Segundo día: Néstor.

Somos huérfanos. Y andamos en busca de nuestros padres: a cada instante, sin descanso, como reemplazando términos para ver cuál nos cuadra, qué tectónica verbal nos complace. Ciertos nombres nos dan su cuidado: pero hay que llegar a ellos. Como también hay que llegar hasta Joyce.

No es fácil. Más cuando un autor decide elaborar una novela total, una novela que es el todo-absoluto, un proteico centro gravitatorio cuya naturaleza a muchos les es ajena, pero que está.

Hay que leer, entonces. Fábula urdida por las hijas de la memoria. En cierta medida, la lectura también es una fábula, porque no es objetiva: está constituida, primero por cómo leemos, y luego por cómo nuestra memoria construye el recuerdo de esa lectura: fragmentos, olvidos, imágenes, modificaciones: una nueva ficción, en muchos casos.

Somos huérfanos, y esa orfandad es la pesadilla de la que tratamos de despertar. Somos huérfanos, los viejos están del otro lado: padres o antagonistas. O antagónicos padres. Quién sabe.

Somos huérfanos. Y construimos a nuestros padres leyendo.

1 comentario:

__m__ dijo...

En la distancia, aqui sigo, anhelando entre suspiros encontrarte en mi camino, que tus palabras insipiren mi tecnica y tu cariño mi consciencia.....

Muchos besos desde España :*