martes, 26 de junio de 2007

Relato breve: LA REGRESIÓN


Mientras viaja en motocicleta, un hombre -confundido en la turbiedad anácronica de una difusa nube temporal- tiene la sensación de que es un general de los ejércitos de Carlomagno. Siente muy pesada la mano derecha, acaso porque en ella sostiene trágicamente una espada ensangrentada. No se da cuenta tampoco de que el caballo azabache que cabalga bajo sus piernas lo lleva hacia una muerte inevitable.

Relato breve: EL MÓVIL

Un hombre, distendido cómodamente en su cama, juega a que entre sus manos tiene un arma invisible: la sostiene por la culata, abre el tambor para colocar las balas virtuales, lo cierra, presiona el martillo, apunta milimétricamente a diferentes objetivos que se hallan en su habitación. Ve de pronto a su mujer entrar por la puerta; lúdicamente, como si de verdad disparase, le apunta y aprieta el inexistente gatillo.
La mujer, envuelta en sangre, se desmorona como un castillo de naipes hacia el piso.

martes, 19 de junio de 2007

Un verso

En oponión de Unamuno, solamente este verso de Christopher Marlowe es más grande que todo el Fausto de Goethe.


Sweet Helen, make me inmortal with a kiss...

Esencia de los espejos

Sin la taumaturgia especular de los espejos no seríamos nada. El espejo tiene esa propiedad mágica de mostrarnos quienes somos, cómo somos. Un individuo puede conocer el mundo sin problemas, puede verlo, percibirlo. Lo único que no puede ver es su propio rostro, no puede ver -por paradójico que parezca- la esencia íntima de su identidad, la muestra de que uno mismo es ese uno mismo. Estamos diseñados para no saber quienes somos, para no saber cómo todo el resto de la humanidad nos identifica. Esse est percipii; pero yo no puedo percibir visualmente (la historia de los sentidos es, en gran parte, la historia de uno sólo: el de la vista) mi facies, y si no la percibo ¿Existo?
El espejo viene a resolver este paradigmático dilema existencial: el espejo nos muestra que estamos allí, que si obtenemos un reflejo de nuestro rostro es porque ese rostro efectivamente existe. La esencia del espejo es funcional, es que cada uno pueda descubrirse individualmente, pueda percibirse. El mundo al otro lado del espejo se comunica conmigo y me confirma que allí estoy, observándome a mí mismo. Me devuelve mi propia identidad. Por resulta ser tan perturbador vernos reflejados en un espejo roto: las grietas vidriosas nos laceran el rostro, nos destruyen y en ese universo virtual no podemos reconocernos: el rostro al otro lado no es nuestro rostro; es otro rostro, demolido, dañado, herido.
El mundo al otro lado del espejo es un reflejo de nuestro mundo, es una imitación perpetua: la pregunta es ¿de qué lado nos hallamos nosotros?

miércoles, 6 de junio de 2007

Elogio de la brevedad

El siguiente texto es el relato mas breve y fantastico que he podido leer. Toda una genialidad.

Sola y su alma
Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto.
Golpean a la puerta.

Thomas Bailey Aldrich: Works, vol. 9, pág. 341 (1912).

martes, 5 de junio de 2007

El silencio de Dios

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios,
y el Verbo era Dios.
Juan, 1: 1

Existe una única palabra que rige el destino del mundo. Una única palabra que conduce la mecánica invisible del Universo. Una única palabra que dota de sentido a todas las cosas. Una única palabra que permite diferenciar lo eterno de lo mortal. Una única palabra que tiene el poder para acabar con toda la Creación. Una única palabra en la cual se resuelven y dirimen los arcanos de la existencia, de la vida y de la muerte.
Existe, también, un único Ser que conoce esa palabra: ese Ser soy Yo. Me bastaría pronunciarla para que el cosmos absoluto se diluyera en partículas de nada. Paradójicamente, no puedo pronunciar la Palabra: hacerlo supondría poner fin a mi existencia.

martes, 29 de mayo de 2007

La otra mirada

Para todos aquellos que piensan que la realidad posee una sola cara, es menester que lean este texto de Julio Cortázar (que se incluye dentro del volumen Historias de cronopios y de famas); en el que se da una magistral vuelta de tuerca y se cambia la perspectiva del mundo que nos rodea. Es una maravillosa visión de cómo nuestro universo material se está adueñando de nosotros, hasta hacernos sus siervos.
  • Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

martes, 22 de mayo de 2007

Instrucciones para morir


A todos aquellos sujetos que deseen terminar de una vez por todas con su vida, está dedicado este breve manual.
En primer lugar, repasaresmos los tipos de muerte más común que existen. Desde mi perspectiva, estos son: el suicidio, el homicidio y la muerte natural. Omitiremos la enfermedad por ser un elemeto ajeno y externo al propio individuo; y los accidentes, por su azarosa naturaleza.
Pues bien, la muerte natural es necesariamente lenta y poco afortunada para el sujeto que ya no puede soportar la carga de su existencia. Queda entonces, descartada.
Pasamos ahora al homicidio. Para el lector curioso que se pregunta ¿Cómo puedo ser víctima de homicidio? la respuesta es sencilla: vaya a un bar de poca monta, bébase unas cervezas y comience una riña (siempre es bueno comenzar por un insulto) con el individuo más salvaje, fornido y pendenciero que encuentre allí. Con un poco de suerte, acabará usted al otro día en el cementerio de su localidad.
Si no le gusta beber, o no le agradan las peleas, hay un método más sencillo: pídale a un buen amigo que lo ejecute bondadosamente (recuerde dejar un mensaje certificado de que su amigo lo mató porque usted se lo pidió, de lo contrario su amigo dejará de ser su amigo y pasará el resto de sus días en una prisión).
Y llegamos así al suicidio, al parecer la forma de muerte predilecta de los japoneses. Puede usted recurrir a un sinnúmero de posibilidades: cortarse las venas, arrojarse debajo de un tren, beberse un buen vaso de veneno, tragarse una galaxias de pastillas. Pero sin lugar a dudas, el método más romántico es el famosísimo harakiri. Bastará para ello, que consiga un puñal de extensión media y, estando usted en genuflexa posición sobre el suelo, lo hunda con mortal decisión en su vientre.

NOTA: el autor de este manual no se responsabiliza por los usos que los lectores puedan hacer de las recomendaciones expuestas. De más está decir que, una vez que ha ejecutado uno de los métodos, los resultados son irreversibles.

lunes, 30 de abril de 2007

La espera

Lo que sigue es el tímido intento de escritura poética, de un tímido intento de escritor. Los lectores comprensivos sabrán disculpar los errores, pero sólo el tiempo hará justicia y condenará a este texto al olvido.


A Mitxu, el Hada Mística que encarna a todos los arcanos de las Musas.


LA ESPERA

En diez décadas estaré muerto
mas no se puede impedir
que los hados sucumbir
nos hagan, ganándonos el entuerto.

Sólo la Fortuna puede dirigimos,
ante un fatal Destino atroz
cubriéndonos como albornoz
y levemente dirimirnos

Las Parcas, oscuras damas tejedoras,
decidirán por fin cuando sea la hora
de visitar el terrible Hades

y allí esperará Hermes con sus llaves
para adentramos en la ciénaga, como peones,
y pasar en tinieblas el resto de nuestros eones

jueves, 26 de abril de 2007

Tres relatos fantásticos

UN AUTÉNTICO FANTASMA
¿Habría algo más prodigioso que un auténtico fan­tasma? El inglés Johnson anheló, toda su vida, ver uno; pero no lo consiguió, aunque bajó a las bóvedas de las iglesias y golpeó féretros. ¡Pobre Johnson! ¿Nunca miró las marejadas de vida humana que amaba tanto? ¿No se miró siquiera a sí mismo? Johnson era un fantasma, un fantasma auténtico; un millón de fantasmas lo co­deaba en las calles de Londres. Borremos la ilusión del Tiempo, compendiemos los sesenta años en tres minutos, ¿qué otra cosa era Johnson, qué otra cosa somos nos­otros? ¿Acaso no somos espíritus que han tomado un cuerpo, una apariencia, y que luego se disuelven en aire y en invisibilidad?

De Sartor Resartus (1834), de Thomas Carlyle


EL GESTO DE LA MUERTE
Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
—¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
—Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
—No fue un gesto de amenaza —le responde— sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan.

Jean Cocteau.



GLOTONERÍA MÍSTICA
A orillas de un río, un monje tibetano se encontró con un pescador que cocía en una marmita una sopa de pescados. El monje, sin decir palabra, se bebió la mar­mita de sopa hirviendo. El pescador le reprochó su glo­tonería. El monje entró en el agua y orinó: Salieron los peces que había comido y se fueron nadando.

De Parmi les Mystiques et les Magiciens du Tibet (1929), de Alexandra David-Neel.